IMPOSTORAS, final de temporada

“La mayor objetividad posible es la subjetividad confesada”

Carmela Ruiz de la Rosa

Hace unos años escuché esta frase de Carmela y de repente algo se colocó dentro de mí. Siempre había pensado en la ciencia como una disciplina objetiva y a la vez, mis vivencias como mujer científica, me hacían encontrarme con historias de investigaciones taaaan sexistas. También dice Angela Saini en el mencionado libro “Superior” que la ciencia tiene como límite los propios límites de las personas que la ejecutan, sus ideologías atraviesan las investigaciones que realizan.

Hace unos días leía el libro de Rebeca Solnit “El arte de perderse”, que una científica compañera me regaló hace poco. Y dice: “La mejor forma de tratar la verdad es no pretender que uno tiene una relación incontestable e imparcial con los hechos, sino revelar los propios deseos e intereses, pues la verdad no reside exclusivamente en los acontecimientos, sino también en las esperanzas y las necesidades. Muchas de las historias sobre las que he escrito han sido historias ocultas, perdidas, ignoradas, tan amplias o amorfas que han pasado desapercibidas para otros, historias que no son parcelas bien delimitadas que pertenecen a alguien, sino senderos y ríos sinuosos que atraviesan múltiples parcelas y que no son propiedad de nadie. […] Lo llamo las referencias abuelas"



El feedback que recibo tras estos 20 artículos ha sido muy positivo con mensajes llegados de gente cercana y de gente desconocida, incluso desde el extranjero. 

Muchas personas tiran del argumento facilongo de la conciliación y la maternidad para responsabilizar a las propias mujeres de no conseguir por ellas mismas reducir el techo de cristal. Claro que son factores que son importantes, pero no son los claves para hablar de desigualdad. Estoy convencida de ello porque durante muchos años he dejado en segundo lugar mi vida personal y me he centrado en lo laboral. Y una y otra vez me he chocado con diversos muros, diversas trabas - algunas de las cuales he ido nombrando en esta sección - que me han hecho ver que no dependía de mí, o mejor dicho, no solo dependía de mí y no todo dependía de mí. 


Al pensar en esta sección al inicio tenía claro que quería hablar de sesgos y de  personas, pero al ir escribiendo y materializando mis ideas en artículos los artículos sobre sesgos se han apoderado de mi escritura, se han expandido y han ocupado los 20 artículos de esta año 2022. 

En realidad hace tiempo que me di cuenta de que al final lo que importa es nombrar nuestra realidad, contar nuestras vivencias y ponerlas en el mundo a resonar. Por eso, en esta temporada de IMPOSTORAS he pretendido hablar de mis propias vivencias y situaciones y a la vez recopilar información relacionada con esto mismo, para al final mostrar uno de mis grandes aprendizajes tras 10 años relacionándome con los feminismos y con mujeres feministas: todas repetimos las mismas anécdotas, las mismas vivencias sexistas. A menudo pensamos que son un problema nuestro, algo individual, pero es algo social, se llama machismo y todo está impregnado de ello. 


A la vez hay numerosas cuestiones que se han quedado en el tintero en esta sección, sesgos que no he abordado como el efecto mateo, el acoso y abuso laboral por cuestión de género, acoso sexual en el entorno laboral, sexualización de las mujeres técnicas y otros factores de discriminación en el acceso a puestos de poder como el capacitismo, la gordofobia, los recursos económicos, etc.

Uno de los aspectos más importantes que se han quedado en el tintero y que quizá piense en atajar próximamente es el tema de los referentes y los modelos. Al menos quiero dejar aquí un vídeo que cada vez que lo veo meemociona, que conecta a dos generaciones de científicas contando una y otra vezla misma historia: Meeting my role models donde Shruti Mandhani  entrevistó a algunas de sus referentes y científicas de alguna generación anterior, las cuales vivieron situaciones más complicadas que nosotras, siendo por ejemplo la única mujer en una conferencia de cientos de personas o “la primera en” hacer tantas cosas. Si para nosotras es difícil romper el techo de cristal... ¡imagina cómo fue para la primera mujer que lo rompió!

Shruti Mandhani, imagen del video recomendado

Otro tema que quise haber abordado tenía que ver con cómo la COVID ha profundizado la desigualdad y corremos el riesgo de que en lugar de ayudarnos a ver que o “llegamos todos o no llegamos” - como se vio durante los peores días de pandemia - nos sirva como excusa para hacer lo que individualmente nos de la gana y nos aleje del resto de personas, sobre todo de las diferentes. How COVID deepened gender inequality.


Fuimos capaces de tener algo parecido a una vacuna en un periodo récord, y eso fue gracias a la colaboración de diversos estamentos de conocimiento, económicos, sociales y a la aprobación de la ciudadanía para centrar los esfuerzos en algo en lo que nos iba la vida. Hemos demostrado que podemos ser más solidarios y que la ciencia es algo importante. Espero que no se nos olvide.  


Imagen recogida de aquí

En estos artículos no he pretendido ser objetiva, sino mostrar mi subjetividad, mi contexto, como indicaba en la cita con la que abro este artículo. Pensé inicialmente que debía buscar muchas más referencias y basar argumentaciones en estudios y datos… los datos nos hablan, lo pensaba y lo sigo pensando. Sin embargo, creo que quien quiere acceder a los datos hoy día lo tiene tan fácil que no soy yo quien para “desgranar” ese fruto, lo puede hacer él o ella misma. Pero de mi experiencia y de cómo lo he vivido solo puedo hablar yo, creo que es lo que mejor puedo aportar. Y creo que ha sido una buena decisión. 


Tras estos 20 artículos llegamos a la conclusión de que el síndrome de la impostora y las situaciones laborales de las mujeres en puestos de responsabilidad puede no resonar en muchas mujeres, pero a algunas de nosotras nos resuena y nos pone a vibrar a tope, como si las campanas de nuestro interior de repente hubieran conectado entre ellas, entendiendo las cosas que nos han pasado durante años, conectándolas entre sí. Saber que no solo me pasa a mí y ver que es un problema social, patriarcal y capitalista nos sirve para barrer culpas, vergüenzas y miedos. Nos sirve para saber que no solo depende de mí y no todo depende de mí. 

Repito un párrafo que me salió de las tripas hace un par de meses y que incluí en un artículo anterior:

“Quiero dejar clara una cosa: yo no elegí llegar hasta aquí. Y ojalá no lo tuviera que estar. Nunca quise ser feminista, nunca quise hacer un programa de radio, dar talleres en escuelas o escribir artículos contando mi vida. Yo quería trabajar como una más, y de camino me choqué de frente con lo que estaba pasando y no quería ver. Y no pude dejar de verlo más. Y pasé a verme interpelada por una realidad que vivía y que se repetía en tantas personas a mi alrededor (mujeres, pero también otros colectivos como personas racializadas, de clase obrera, cuerpos no normativos o con diversidades funcionales, etc.).

Ojalá la divulgación que hacemos tantas mujeres en ciencia no hiciera falta. Me encantaría estar ahora limitándome a hacer un trabajo de investigadora y docente, pasar tiempo con mi familia y amistades, estudiar mis cositas…  y no tener que estar aquí escribiendo palabras y temiendo que suenen revolucionarias. Porque lo único que quiero es ser considerada igual que mis compañeros varones.  Quiero ser profesional, quiero ser mediocre, quiero ser líder, quiero ser una trabajadora más, con sus aspiraciones y sus retos similares al resto. Quiero que todo eso pueda ser a la vez. Y hoy día no lo es."


Termino temporada con música, compartiendo una canción que me pone las pilas: Contra Todo de Ileana Cabra, Ile: https://www.youtube.com/watch?v=_UqA4_wci04 Así que por mí y por todas mis compañeras: me declaro rebelde impostora.

Nos vemos en el 2023. Artículo financiado por el Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha 2022.




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