Niñas monjas.

Las familias confiaban a sus hijas entre los 7 y los 12 años de edad para ser educadas por las monjas en la cristiandad y las buenas maneras. Su admisión como niñas educandas - así se llamaba a las niñas monjas - debía ser admitida por el ministro provincial (obispo). Estas niñas eran la cantera de futuras vocaciones, muchas de ellas acababan en el convento en el que las educaban, sometidas a una clausura de por vida. 

Esta cuestión de educar a las niñas de las familias nobles en los conventos entró en vigor en el s.XVII y no se reguló hasta principios del s.XX. En el s.XIX ya existían otras instituciones populares para educar a las mujeres, pero estas no eran bien vistas por las familias pudientes, de manera que las niñas seguían ingresando en los conventos para ser educadas "como dios quiere y manda". ¿Cómo quería y mandaba dios? pues la educación que dios quería y mandaba que estas muchachas recibieran era básicamente oración, cristiandad, muchas horas de costura, algo de cálculo rutinario, lectura y escritura y lecturas interminables de vidas de santas, de devocionarios y otras literaturas de mujeres de la época. Nada que alimentara el espíritu crítico ni la iniciativa. 

Imagen de archivo del ABC, recogida de aquí


Esas niñas debían estar en dependencias separadas de profesas y novicias, vestirían “hábito de devoción” y estarían a cargo de una maestra de educandas, de elección entre las profesas, que se encargaría de su formación e instrucción. Existía una normativa estricta para las niñas con las que se intentaba evitar que el bullicio y la alegría de las criaturas perturbase la cotidianidad, el silencio y la oración de las monjas, pero jamás se planteaban no darles cabida puesto que la aceptación de educandas - además de ser un semillero de futuras religiosas para la orden - era una gran fuente de ingresos para los conventos. Las familias pagaban a la orden en concepto de alimentación, vestuario y estancia. Uno de mayores problemas que se generaba era que muchas de las familiares que ya formaban parte de la orden religiosa actuaban como mentoras de las niñas al entrar y se aprovechaban de su estancia para hacerse llegar regalos a sí mismas. Tanto es así que existen cartas en las que otras hermanas de la orden se quejan de este tipo de actuaciones clasistas. 

 “… que se hechen –sic– a todas las educandas que no están en Noviciado, porque son perjudiciales y sirven de asidillas para vivir las qe. las tienen, para viar dineros, y con los regalos qe. les embian –sic– sus padres tienen despótico –sic– para no ir a[l] Refectorio, y la Comunidad gasta lo mismo y más qe. si fueran a él, y cada una de éstas quieren la comida en sus celdas y ser servidas como señoras por sus asistentas, y de esta suerte no pueden éstas ayudar a la Comunidad”. 

Denuncia remitida al obispo por tres monjas en febrero de 1786, desde el convento clariano de la ciudad, el de San Antonio

Imagen recogida de aquí

Las niñas entre los 12 y 14 años cambiaban de condición. Unas salían del convento para casarse después de haber recibido lo que se consideraba una buena educación cristiana - las habilidades necesarias para ser una buena madre, una buena ama de su casa y una dócil esposa - El resto o mostraban interés o eran obligadas por sus familias a afincarse por siempre jamás en la vida monacal. Entre los 12 y los 14 años, pasaban de se educandas a ser novicias. Tras cuatro años de noviciado se consideraban preparadas para profesar los votos de castidad, pobreza, obediencia y aislamiento para el resto de sus vidas. 

No eran pocas las familias interesadas en que las muchachas mostrasen un mínimo de vocación religiosa, para poder aparcarlas en el convento de por vida, puesto que las dotes de matrimonio eran mucho más caras que las dotes de noviciado. 


Las religiosas de clausura, con la inserción de niñas en los conventos diversificaron sus antiguas actividades y a la entrega a los enfermos, a la oración u otras obras piadosas, se añadió la enseñanza de las niñas. Esta es la raíz de los colegios religiosos que conocemos hoy en día.  

Como siempre, tengo el gusto de acabar este artículo con música. Os dejo la lista de reproducción "Talento de convento": composiciones musicales hechas por mujeres religiosas de todas las épocas. 

Bibliografía:

  • BARREIRO MALLÓN, B., “Las educandas en clausura: convento o matrimonio”
  • KING, Margaret L. "Mujeres renacentistas. La búsqueda de un espacio"
  • PAZ, Octavio. "Sor Juana Inés de la Cruz"


Artículo financiado por el Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha 2022.

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