Campesinas: guardianas del territorio, guardianas de la vida

Alimentan a la humanidad. Cuidan del planeta. Dan vida a la vida, la hacen posible y vivible. Su aliento caldea casas que son hogares gracias a ellas. Ellas, las que hacen el fuego -las que seguro descubrieron el fuego-, las encargadas de custodiarlo, las que dan de comer. Mujeres campesinas que trabajan y miman la tierra. Olvidadas y, en muchos casos, pobres entre lxs pobres. Sus acciones y sus luchas son nuestra esperanza.
 


Dicen que las mujeres dan de comer al mundo, y los informes FAO y de la ONU sobre el estado mundial de la agricultura y la alimentación de las últimas décadas así lo corroboran: ellas son el 43% de los trabajadores agrícolas de los países en desarrollo y están produciendo aproximadamente el 50% de los alimentos consumidos en el planeta.  Sin embargo, solo poseen de media entre el 5-15% de la tierra y, paradójicamente, suponen el 60% de las personas que sufren hambre en el mundo.

Esta situación no tiene visos de mejorar a corto plazo. Las interrupciones mundiales del suministro de petróleo, gas y materias primas, junto con los vertiginosos precios de los alimentos, el combustible y los fertilizantes, han provocado una crisis del coste de vida que amenaza la subsistencia, la salud y el bienestar de las mujeres, especialmente las rurales.


Imagen de Vandana Shiva tomada de la web del Festival Internacional de Cine Ambiental

Vandana Shiva, prestigiosa científica, filósofa, escritora y activista india, afirma que, en la mayoría de las culturas, las mujeres han sido guardianas de la biodiversidad en la práctica de la agricultura. Durante los 40 siglos que se han sucedido desde las sociedades recolectoras/cazadoras, en las que aportaban el 80% del alimento, las mujeres han logrado alimentar comunidades a la vez que favorecer la renovación natural y la fertilidad del suelo.

Su visión del mundo, su forma de entender los ecosistemas y de tratar los recursos naturales, constituyen la base del ecofeminismo, así como una eficaz alternativa al capitalismo y la ciencia del hombre blanco que no esclaviza a las personas, que no destruye los recursos naturales y que no utiliza los alimentos como un instrumento de especulación en pos de la producción de ganancias desorbitadas a repartir entre muy pocas manos. Las de unos pocos señores blancos y ricos, los jefes de las multinacionales del agronegocio.

El cuidado de la tierra, del aire, de las semillas, de los bosques, de los ríos y lagos es esencial en su trabajo diario, porque saben muy bien que el desequilibrio de los ecosistemas causado por la agricultura industrial, el uso de agroquímicos, la tala indiscriminada, la contaminación de los acuíferos, etc., supone la escasez de alimentos y, por tanto, pone en jaque su supervivencia y la de sus familias. 

Para evitarlo, muchas campesinas llevan décadas participando y liderando movilizaciones pacíficas contra aquellos que intentan arrebatarles lo poco que tienen. No están calladas, aunque no las oigamos; están organizadas, aunque no podamos verlas en la tele y los periódicos; están enfrentándose, desobedeciendo, aunque nos pueda parecer increíble desde muestra pereza miedosa de sofá.

En los próximos artículos vamos a hablaros acerca de algunas de ellas para continuar con el tema de la defensa del territorio y relacionar la lucha de las mujeres rurales de Cuenca (que hemos abordado en nuestras últimas publicaciones) con otras que se han llevado a cabo o se están dando ahora en otros puntos del planeta.

Mujeres Chipko (India)

Mujeres de la Conamuri (Paraguay)



Artículo financiado por el Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha 2022.


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