Las mujeres rurales de Cuenca, defensoras del territorio (II): el caso de Villalba de la Sierra

Lourdes Peceño atendiendo a los medios durante la protesta en la Delegación Provinicial de Agricultura. Foto cedida por A.B.
 

Después de la manifestación contra las macrogranjas convocada por Pueblos Vivos Cuenca el 13/11, a la que nos acercamos para hablar con las mujeres rurales de nuestra provincia (y cuya crónica puedes leer aquí), nos dimos cuenta de que son muchas las implicadas en las plataformas vecinales que están organizando la movilización. Así que nos hemos propuesto profundizar y saber un poco más sobre cuál es el número y el papel que estas están desempeñando en el que, en este momento, es el movimiento social más activo en nuestro territorio.

El mismo día de la manifestación, pregunté sobre este tema a Lourdes Peceño, maestra jubilada de Villalba del Rey (469 habitantes en 2021) que es una de las portavoces habituales de la asociación vecinal Serranía Limpia y Viva. Me atreví porque evitaba asustarlas y ella, a diferencia de otras, se veía cómoda hablando para una entrevista. Ante mi comentario al hilo de lo que me parecía una mayoría de mujeres en la afluencia, me respondió:

"Algunos hombres están trabajando. Mira, mi marido se ha tenido que quedar con mi nieto, porque, como yo soy desde el principio de la plataforma, le he dicho quédate tú que yo me voy. Mi hijo está en un retén de incendios, tampoco ha podido venir... También es que han abierto la caza y como hay tanta abundancia de corzos e incluso muflones y jinetas (que nunca ha habido por la zona). Pero de lo que sí me he dado cuenta es de que la gente de 39, 38 solo se ha involucrado cuando al principio nos cayó esto como una bomba; ahora como que lo han dejado pasar. Pero de Villalba a la manifestación de Toledo que se hizo, fuimos cinco autobuses, no quedó nadie en el pueblo. Estamos muy organizadas y los niños del pueblo también y hacemos un montón de cosas..."
 
Sí, es verdad que hacen muchas cosas en Villalba de la Sierra. Como también lo es que los hombres apoyan la causa, pero no están en el fregao de todos los días. Que lo de la caza es una excusa puntual: están menos, en general, en tiempo y número y tampoco pasa nada porque ellas sí, siempre al pie del cañón. (¿Acaso nos sorprende?)
 
Así nos lo aseguró A. B., una amiga de esta casa, vecina de Villalba y miembro de Serranía Limpia y Viva desde el comienzo, que nos ha contado los entresijos del trabajo interno de esta asociación que es una de las más numerosas y activas. Nos confirma que son las mujeres las que, en los trabajos de concienciación y protesta, han tomado el liderazgo: ellas son las que pergeñan las ideas, se encargan de preparar todo lo necesario para llevarlas a cabo, cuidan de todos los detalles y, por supuesto, salen mayoritariamente a la calle para visibilizar el problema.
 
"Quedan específicamente para planificar las acciones, a la hora que sea: se juntan, lo hablan, proponen. Hacen las pancartas, pero en plan producción en cadena, y se inventan todos los lemas, las rimas, los dibujos. 
 
Foto cedida por A.B.
 
Se inventan canciones: jotas, villancicos... También preparan bailes y coreografías, como el que grabaron en  los lugares más emblemáticos del pueblo con una versión de la canción de Jerusalema a la que le cambiaron la letra.
 

 
 Preparan una acción cada verano para juntar y movilizar a todo el pueblo, por ejemplo, la última: organizaron una tarde de juegos para niños, una paella popular para cenar y, para terminar la noche, un festival en el que todo el mundo que tenía una capacidad artística se subió al escenario a actuar. 
 
 
Foto cedida por A.B.

Diseñan y cosen disfraces para las acciones. Organizan jornadas de limpieza para recoger la basura del río..."
 
Foto cedida por A.B.

 Han puesto todos sus saberes y habilidades al servicio de la lucha, pero han sido numerosas las cosas que han tenido que aprender. En el pueblo, la gran mayoría ha estado lejos de manuales y prácticas de activismo, así que, una vez metidxs en el ajo, han tenido que aprender sobre la marcha.
 
"Cuando en el pueblo salta la noticia de que van a poner una macrogranja y nos enteramos de que está promovida por Icpor Soria, cuyo propietario es Incarlopsa, el salto mental que hace la gente es: Incarlopsa es el principal proveedor de carne de Mercadona, pues allí nos vamos a hacer la protesta. Para mucha gente era la primera vez en su vida que iba a protestar por algo. Cuando llegó la policía y comenzó a pedirles la identificación, muchxs no llevaban el DNI. En las siguientes manifestaciones en Toledo y en Madrid se oyó varias veces esta conversación: ¿te has traído el DNI? Sísísísí. "
 
Foto cedida por A.B.

"Hacen las protestas más ordenadas que te puedes encontrar en tu vida. Como en la de Toledo, por ejemplo: como señores y señoras de cierta edad, que respetan muchísimo a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, no paraban de hablar con la policía, les preguntaban "¿Dónde nos colocamos? Nos colocamos donde ustedes nos digan, que a nosotros nos da igual; miren, demasiado están haciendo ustedes viniendo aquí a trabajar un domingo."
 
¿Quién les iba a decir que harían todo esto? Pues hasta en el Parlamento Europeo han estado y les han escuchado.
 
 
Foto cedida por A.B.

 Ante mi pregunta sobre por qué cree que están siendo las mujeres las que mayoritariamente actúan y trabajan para esta causa, A. B. señala que le parece que con cualquier cosa que ocurriera en el pueblo en la que fuera necesario organizarse acabaría sucediendo lo mismo: 
 
"Ellas ya están organizadas, tienen la estructura de la Asociación de mujeres y están acostumbradas a montar todo tipo historias. Cuando hay una problemática así, te apoyas en la red que ya existe y la red que ya existe es la red de las mujeres. Es gracias a ellas que la sociedad rural sigue siendo social, sigue siendo comunidad, porque el hombre, si hace algo, es desde su puesto de concejal, desde su puesto profesional. Son ellas las que hacen posible el coro de la iglesia, la Escuela Municipal de Teatro, el taller de restauración, el de costura, de pintura, las clases de Zumba y Pilates, las excursiones para todo el pueblo, las tradiciones (la Caridad de San Antonio, los carnavales...), los espacios de socialización y convivencia. El otro día, por ejemplo, organizaron una jornada de convivencia: hicieron unas judías para comer y por la tarde un chocolate y un baile con el hombre orquesta que contratan hasta las 10 de la noche."
 
 Estas mujeres que dan vida a Villalba de la Sierra, tienen entre 50 y 70 años (las menores de cuarenta y tantos son muy pocas, viven en Cuenca). Se han convertido en el motor de las movilizaciones de la misma manera que hacen todo, sin darse importancia, sin esperar reconocimiento, sin buscar protagonismo. Solo dos de ellas suelen hacer funciones de portavocía. A. B. recuerda el primer encuentro que hicieron para informar al pueblo: todas las personas que se subieron al escenario del Salón de Actos fueron hombres (el Secretario de Villalba, dos alcaldes, un representante de los empresarios, otro de Ecologistas y otro de Pueblos Vivos Cuenca), excepto una mujer que hizo de presentadora.
 
Foto cedida por A.B.

Pienso en Lourdes. No sé si hubiera sido posible que, ante mi pregunta sobre la presencia de mujeres en la manifestación, reconociera abiertamente que son ellas las que, mayoritariamente, están más activas en la lucha porque no sé ni siquiera si habrá reparado en ello; y si lo ha hecho, tal vez no le dé la importancia que tiene; o le resulte difícil asumir el protagonismo... Y es que, en nuestra sociedad, somos muy pocas las personas que reparamos en estos temas; mientras que es un hábito general y muy arraigado justificar a los hombres, en el tema que sea.
 
Tampoco sé si será totalmente consciente de lo que significa una de sus frases, que dijo como si nada, de manera súper natural; de lo que simboliza ese "quédate tú que ya me voy yo" que le espeta a su marido. Para mí, sirve para hacer trizas un millar de estereotipos sobre las mujeres mayores de los pueblos de un plumazo. Ella decide que se va a la capital a reivindicar en el espacio público, a participar en un acontecimiento político y deja al marido en tarea de cuidados. 
 
Puede que este colectivo sea uno de los más estigmatizados entre las mujeres y  también lo ha sido dentro del propio movimiento feminista, donde ha sido bastante habitual imaginarlas sumisas, dóciles, víctimas de una época, del nacionalcatolicismo, de sus maridos... Se han quedado muchas veces fuera del discurso feminista y cuando se ha hablado de ellas -sobre todo desde las ciudades- se ha hecho desde un lugar de superioridad desde donde se les ha pensado como seres sin iniciativas más allá de sus roles tradicionales, sin capacidad de agencia..., simplemente por no ajustarse al estereotipo urbano de independencia y autonomía, basado en el nivel de estudios, en el trabajo asalariado, entre otras cosas...  
 
Por ello, desde este artículo -en realidad, tres- quiero visibilizar, honrar y agradecer la enorme labor social que están realizando, reconocer su papel indispensable, su poderío y su fuerza: se están cargando a sus espaldas la lucha que deberíamos estar haciendo todas para defender el territorio y los recursos naturales de la contaminación y el saqueo. Su trabajo y esfuerzo redunda en el beneficio de todxs. Defienden sus intereses, su pueblo, sus tierras, sí. Pero también nuestra salud y la del planeta. Ojalá este artículo pueda ayudar a superar esos estereotipos, la mirada condescendiente y paternalista desde la que son valoradas habitualmente.

Artículo financiado por el Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha 2022.

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