MARY ELLEN RICHMOND, la madre del Trabajo Social profesional


Si tenemos que empezar a hablar de Mary E. Richmond, podemos decir con total seguridad que ella es la mayor referente del trabajo social estadounidense y, a nivel global, una de las pioneras más potentes en esta materia. Por eso, esta sección se llama «Club de Fans de la Richmond», porque si contásemos con su presencia, cualquiera interesado en este tema querría ir a escucharla o a participar en una clase práctica sobre la atención y el trabajo social con casos. 

Nació en 1861 en Estados Unidos, fue la única superviviente de sus hermanos y con tres años se quedó huérfana de madre, yéndose entonces a vivir con su abuela y sus tías. Con dieciséis años termina sus estudios de secundaria (los únicos que realiza) y tras la muerte de su abuela, se va a vivir a Nueva York con una de sus tías. Por su situación de precariedad trabaja en una editorial, y al poco tiempo comienza a trabajar como tesorera auxiliar en la sede de la COS de Baltimore (La Organización de la Caridad). Finalmente, se traslada allí tras la muerte de su tía, a la cual cuidó hasta su fallecimiento. 

Este es el punto de partida de Richmond para su carrera profesional en trabajo social. Fue instruida para ser visitadora amigable, una labor desempeñada por grupos de mujeres que realizaban visitas a los domicilios de personas en riesgo de exclusión en los barrios obreros para intentar mejorar su calidad de vida. Esta labor hizo que Richmond se plantease el trabajo social como una ciencia y, a pesar de su edad, comenzó a esbozar lo que surgiría profesionalmente como el estudio de trabajo social de casos. A los dos años la nombraron secretaria general de la organización donde estuvo más de diez años y donde pudo desarrollar sus ideas recopilando información sobre los casos. 

En 1897 intervino en la Conferencia Nacional de Instituciones de Caridad, donde insiste en la necesidad de crear un centro de formación de trabajadores sociales. Justo al año siguiente, Richmond comienza como docente en la Escuela de Filantropía Aplicada en Nueva York.

Una de las primeras obras fue un pequeño manual, Friendly visiting among the poor: a handbook for charity workers (1899) que recoge las recomendaciones y aspectos más importantes para realizar un trabajo de ayuda a hogares pobres, desde la administración del dinero, higiene, cuidado de hijos, etc.


En 1900 deja Baltimore y ocupa el cargo de secretaria general en la Organización de la Caridad de Filadelfia, donde centra su trabajo en la defensa de las mujeres abandonadas, vivienda, trabajo y delincuencia infantil, personas con discapacidad intelectual, etc. 


También perteneció a la Fundación Russel Sage de Nueva York donde fue nombrada directora del Departamento de Campo, y desde donde dirigió varios trabajos de investigación. Uno de ellos fue un estudio sobre 900 viudas de Eihthy-Five, en el cual investigó la situación de esas mujeres antes y después de enviudar. El objetivo era analizar en qué situación económica y laboral se encontraban y cómo el sistema de asistencia social les apoyaba a ellas y a sus hijos. 


Imagen recogida de aquí


 

En 1917 publica Social Diagnosis, la primera obra completa sobre la teoría y el método del trabajo social.

En 1921 se le concedió el título honorario de Master de las Artes del Smith College por «instruir las bases científicas de una nueva profesión», consagrándose así como una de las principales fundadoras del trabajo social.


Ella pensaba que la caridad debería ser organizada de forma sistemática y profesional, con un objetivo y una política de organización, y sin olvidar la atención a los asuntos de formación y educación. En este aspecto, su trabajo fue práctico; concretaba entrevistas, organizaba tareas, trataba asuntos económicos y todos los datos recogidos los presentaba como práctica profesional para conferencias y artículos, sirviendo estos de punto de partida en sus trabajos teóricos. Ella lo llamaba «un arte de ayuda», y era una actividad práctica que no dependía de una sola ciencia, sino de muchas, insistiendo siempre en que sin investigación social no era posible realizar trabajo social.


Social Diagnosis (1917) y What is social case work?: an introductory description (1922) son las dos obras que ilustran de manera efectiva la institucionalización del trabajo social de casos, obras que han influido durante generaciones a trabajadores sociales de todo el mundo.


Imagen recogida de aquí



Mary E. Richmond, al igual que su abuela, era defensora de los derechos de las mujeres: se crió en una familia de mujeres junto a su abuela y sus tías y después, con veintitrés años, siendo muy joven, siguió relacionándose con mujeres, con sus amigas visitadoras amigables y estuvo rodeada de un mundo muy feminizado como es el de la asistencia social. Según Mary Richmond, la vida, el carácter y los valores de las trabajadoras sociales se convirtieron en modelos y en instrumentos para las personas que las trabajan y para las entidades que las emplean. Han de tener una personalidad rica, un carácter amable y firme y han de ser aquellas mujeres a las que se desea imitar, pero debido a la necesidad de búsqueda de información, las trabajadoras aparecían como severas y poco empáticas, con una imagen prejuiciosa y estereotipada. Aun así, consiguió dignificar esta profesión, ya que tradicionalmente este trabajo caritativo había sido realizado por mujeres ricas y acomodadas que donaban dinero a fondos parroquiales. 


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