Las Hepérides, más conocidas como las tres Carites o las Tres Gracias, son Eufrosia, Talía y Aglae, hijas de Zeus y Eurímone las diosas del encanto, la belleza, la naturaleza, la creatividad humana y la fertilidad, que bailan en corro para significar la mutua benevolencia y amor que se tienen.
El círculo de mujeres desnudas que bailan, es una de las estampas que más ha fascinado a pintores de distintas épocas y lugares, por eso, el suyo es uno de los relatos mitológicos más representados en la historia del arte. ¿Pero... que simbolizan?
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Ellas ofrecen con su baile desnudo la inmortalidad del jardín original y de la libertad femenina. Según la mitología griega, las Hespérides vivían en armonía con la serpiente en el paraíso primigenio, donde disfrutaban del placer otorgado a su naturaleza femenina, hasta que Hércules, arquetipo del hombre guerrero, mató a la serpiente y creó un nuevo mundo regido por el dominio patriarcal. Otros mitos clásicos sobre el paso al patriarcado aquí.
En la época clásica greco-latina aparecen las tres carites. La tradición judeo-cristiana invirtió este mito colocando a Eva como elemento destructor de la paz original, y a la Virgen María como enemiga de la serpiente, que es en realidad el símbolo de la sabiduría sexual femenina más arcaica, según expone Casilda Rodrigánez en su libro "El asalto a Hades".
Tres es el número de perfección del equilibrio, donde la dualidad se ve compensada por el elemento conciliador, que disuelve la rivalidad y crea armonía. Ellas tres son, el símbolo más arcaico de la divina Trinidad - que en la tradición judeo-cristiana no podía ser más que Santísima y patriarcal-. El 3 es el comienzo de la multitud, que en el caso de las Gracias, es una multitud en amor y armonía. Por ello son el símbolo de la sororidad, la comprensión y la compasión entre mujeres.
Las Tres Gracias aparecen, a partir del Renacimiento, representadas como motivo decorativo en frescos, mosaicos y esculturas en las ciudades más importantes del impero romano, sosteniendo astros en sus manos en señal de sabiduría cósmica
La belleza de este motivo mitológico ha fascinado a distintos artistas de todos los tiempos. Tanto Rafael como Boticelli o Rubens recuperando a las Tres Gracias siglos después, siguiendo la tradición greco-latina, para pintarlas de nuevo siempre desnudas, mostrando sus cuerpos libres como un símbolo de emancipación de la mujer en la naturaleza, disfrutando de su baile común sin la irrupción de la mirada masculina dispuesta a cubrir esos cuerpos con el suyo. Ellas tres bailando por todas las que no pueden bailar, brillando con luz propia.
Las Tres Gracias representan un espacio desde el cual las mujeres expresan su alegría, su sexualidad y apoyo mutuo. La bella visión de estas gracias desmonta el mito de la maldad innata de las mujeres contra las mujeres.
Podría ser que los pintores renacentistas recuperaron esta imagen para dar brillo de nuevo a la maltrecha sexualidad femenina tras los estragos de la represión medieval contra el cuerpo de la mujer. Esta represión, que mantenida en el tiempo y sostenida por todo el sistema político, moral y eclesiástico, culminó en un genocidido del que poco se habla en términos de género: la caza de brujas
Fuentes
- Entrada sacada de el ensayo "El corro de las niñas: un repaso al juego del corro desde sus orígenes como elemento de la cultura femenina", de Mari Cruz Garrido Pascual.
- Mitos, leyendas y símbolos: Las Carités, mitología griega
- Todas las imágenes han sido recogidas de aquí
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