Primeras castellanomanchegas: La Gran Dama de Barranco Segovia (Letur)

Las pinturas de arte rupestre levantino del Alto Segura están datadas de entre el 9.000 y el 6.000 antes de nuestra era. La mano que las inmortalizó perteneció a las últimas tribus cazadoras recolectoras del paleolítico. En ellas, aunque mal conservadas - las figuras humanas son más abundantes que representaciones animales. De entre las 51 figuras humanas que forman parte del patrimonio arqueológico rupestre de la zona, existen algunas representaciones femeninas de gran relevancia. Una de ellas, que considero fascinante es esta: la llamada Gran Dama de Barranco Segovia.

Escena rupestre la Gran Dama de Barranco Segovia en el centro, arquero a la derecha, figura humana infantil a la izquierda. Imagen recogida de "El arte rupestre de Letur y Socovos" 


Los estudiosos Miguel Ángel Mateo Saura y Samuel Mateo Giménez - autores de la monografía "El arte rupestre en Letur y Socovos" editada por la Diputación de Albacete, de cuyo contenido saco muchos de los datos que ofrezco en este artículo la describen así: "Es muy distinta a todas las representaciones femeninas del arte levantino. Supera los 53 cm de altura aún estando incompleta, responde a un modelo característico de la figura de mujer dentro del núcleo del Alto Segura. Aunque la figura no conserva las piernas, sus ademanes y formas encajan perfectamente con este grupo de representaciones y nos permiten conocer cómo sería la figura en su totalidad. Suelen mostrar el cuerpo excesivamente alargado e inclinado hacia delante, de tal forma que las nalgas quedan salientes. Presentan un tórax triangular que se va estrechando progresivamente hasta la cintura. Los brazos aparecen doblados por el codo, uno de ellos adelantado y el otro retrasado, como si estuvieran inmersas en la acción de caminar, acción que, por el contrario, no trasmiten los pies, que suelen estar alineados. Van cubiertas por unas faldas ligeramente acampanadas en su parte final, que dejan ver las piernas desde las pantorrillas, lo que permite apreciar que se han cuidado detalles anatómicos como los gemelos o los pies, bien proporcionados y en los que se señalan los dedos. La cabeza enseña una cuidada cabellera grande y de aspecto cordiforme, que se erige en una seña de identidad de las figuras humanas, tanto masculinas como femeninas, del núcleo del Alto Segura. También es frecuente que lleven lazos colgantes de los codos como elementos de adorno. Lo que ya no es tan habitual, y por ello la mujer del Barranco Segovia se erige como excepción, es que sostengan en sus brazos algún tipo de elemento a modo de bolsa". 

El arte rupestre prehistórico en Letur y Socovos

La tríada que componen la Gran Dama, el arquero (figura de la derecha) y la figura infantil (izquierda), es una escena que nos acerca a la espiritualidad de las personas que habitaban el territorio hace aproximadamente 10.000 años. Todas las personas expertas en arte levantino que han estudiado rigurosamente este lienzo rupestre coinciden en el carácter trascendental y místico de esta representación.

Para empezar el tamaño de la Gran Dama (más de 53 cm) la sitúa en un primer lugar de importancia frente al resto de representaciones humanas. Si el arte rupestre levantino se caracteriza por su realismo en las figuras, parece ridículo pensar que a la persona que la realizó "se le fue la mano", parece más lógico pensar que quería mostrar de ese modo su grandiosidad y su importancia. Es por eso que se cree que es una representación de la Gran Madre o la diosa Madre, a la que se le rendía un culto generalizado en la prehistoria.  Divinidad que regía el mundo de las tribus ligadas por completo a la naturaleza. Su poder era un poder elemental y femenino: el poder de generar vida en su propio cuerpo.  Así la Madre naturaleza con sus ciclos de vida y muerte y las mujeres humanas eran la encarnación de esa diosa Madre Nutricia abstracta, que con forma de mujer se representaba para ser comprendida por la mente humana.

En el estudio que hacen A. Alonso y A. Grimal en 1996 plantean varias lecturas de esta escena y la relación que las tres figuras tienen entre si:
  • El arquero no forma parte de la escena siendo éste elemento masculino un personaje perteneciente a otra escena que no ha llegado a nuestro tiempo.
  • La mujer y la pequeña figura infantil, si están relacionadas. La bolsa que porta la mujer es de la que sale la criatura, siendo así un símbolo trascendente y no un mero contenedor. La bolsa de la mujer sería el receptáculo de la vida. 

Por otro lado los estudios de J.F. Jordán y J.A. Molina (1999), no dudan en identificar todos los elementos como parte de una escena de carácter mitológico, hacen también varias posibles lecturas: 

  • Que sea ejemplo de unión sagrada de divinidades. Donde la mujer y el arquero representan el carácter masculino y femenino de la pareja primigenia que da origen a la humanidad. 
  • Que se trate de la imagen de una divinidad dual, que encierra en sí misma lo masculino y lo femenino, y la bolsa sea la "bolsa de la vida" que sostiene una divinidad primordial para defender a sus fieles o creyentes.
  • Que la figura de la Dama sea la de una madre nutricia universal, que da la vida al ser que brota desde la bolsa y que una vez que ha alcanzado la plenitud ya puede emprender el camino de su existencia individual, simbolizada por el arquero.
  • Ritual chamánico de ascensión en el que el novicio, ese ser pequeño que sale de la bolsa, ha sufrido un encierro simbólico y su muerte ritual dentro de la misma, para ascender después al mundo celeste. Una vez producido el rito de tránsito, el novicio es devuelto a la tierra en forma de héroe, de arquero-cazador."
A mi - sin ser experta pero habiendo leído mucho sobre prehistoria con perspectiva de género y sobre el mito de la diosa - me gusta pensar que la Gran Dama de Barranco Segovia es la representación de la diosa Madre a la que adoraban nuestras ancestras (y ancestros) castellanomanchegos. 
Imagino haciendo esta pintura a una mujer entrada en años y bien valorada por su clan. Una sabia de la época, que cargada de devoción hacia ella misma y hacia lo femenino, quiso dejar constancia de su verdad. Esta mujer de carne y huesos paleolíticos, expresó con sus dibujos que el poder de dar vida es el mayor de los poderes de su universo conocido. Con sus trazos rojizos en la roca dijo lo que es bien sabido y que en este momento parece carecer de importancia: todas las personas vivas (y ya muertas) vienen de mujer. Representó la grandeza de este hecho en una figura enorme (mucho más grande que cualquier otra) de mujer engalanada de cuyo bolso fluye la vida humana. 

Esa figura de la izquierda para mi es una niña dado que - aunque incompleta y mal conservada - tiene muchas similitudes con la Gran Dama. Una niña o una joven - una humana en definitiva - a partir de la cual comienza la genealogía humana. La primera mujer. La hija de la diosa que dará vida al clan y a la humanidad al completo, cuyo aliento vital viajará de mujer a mujer en un ascenso hacia el futuro que se alargará tanto como la vida humana se alargue en este planeta.

Para mi lo trascendente de esta representación prehistórica es el canto a la vida y a las mujeres que en ella se representa. 

¿Por qué saco de esta ecuación la parte masculina, cuando podría cantar también las alabanzas de lo masculino como fecundador y dador de vida? pues porque soy una fiel defensora de los estudios antropológicos de Giuditta LoRusso (Hombres y padres: la oscura cuestión masculina)  Bruno Bettelheim (Heridas simbólicas: los ritos de pubertad y el macho envidioso) que plantean que la adoración a lo femenino durante todo el paleolítico venía dada por la no constancia de la contribución del macho en la concepción de la vida. Estos dos estudiosos defienden que el descubrimiento del poder fecundador del esperma masculino se dio en un periodo posterior (entre el 4.500 y el 2.500 antes de nuestra era).  Dejo aquí este enlace para quienes quieran ahondar más en esta cuestión.

Me parece particularmente inspiradora la lectura que J.F. Jordán hace sobre los trazos que cuelgan desde el codo hasta la mano de la Gran Dama y que corrobora la interpretación de ésta como la Gran Diosa Madre paleolítica. Dice el estudioso del arte levantino, que es una alegoría de la lluvia (el agua) como fuerza creadora asociada a lo femenino, al nacimiento y al alimento primordial, cuestión que enlaza con la existencia de la figura de la criatura humana en forma de niña, como vivificación del ciclo vital que nunca para. 
También me merece especial atención la simbología del bolso que cuelga de su codo como símbolo del poder de gestación femenino, que en las mujeres de carne y hueso se da en su propio cuerpo (por eso la niña o la joven de la izquierda no lleva bolso, ella no es diosa, es mujer), pero que en el caso de la diosa Madre, toma una forma diferente y mágica en la que cualquier tipo de vida puede surgir. 

Motivo aislado del bolso y los trazos verticales que surgen del brazo de la Gran Dama 
de Barranco Segovia (Letur Albacete). Imagen recogida de "El arte rupestre en Letur y Socovos.



Dejo un enlace a la sección de esta revista que lleva el nombre de "Cuando dios era mujer", para quienes quieran conocer más sobre el mito de la diosa y también la posibilidad de consultar este mapa que va enriqueciéndose poco a poco, donde exponemos todas las evidencias artísticas de la adoración a la Gran Madre que aconteció en la antigüedad en el mundo entero - que no son pocas y han intentado ocultarse en la narración de la historia de la humanidad, pareciendo que los dioses masculinos han sido siempre los totems espirituales del género humano. 


Como ya sabéis que me gusta acabar con música temática cada uno de mis artículos, así que aquí os dejo un paisaje sonoro femenino y espiritual para envolver las palabras que componen este artículo. Os animo a echar un vistazo a nuestro perfil de Spotify donde podéis encontrar muchos otras listas de música hecha exclusivamente por mujeres. 




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