El confinamiento, según las escritoras (II)

A lo largo de estos días de confinamiento, han sido muchas las escritoras que han publicado sus experiencias y reflexiones acerca del encierro y la pandemia. Desde diferentes contextos vitales y culturales, todas ellas revelan aristas de pensamiento en las que detenernos un momento así como emociones con las que sentirnos identificadas o reconfortarnos. Para mí, han sido gratas compañeras y, por eso, quiero compartirlas con vosotrxs.



BRIGITTE VASALLO
Escritora y activista feminista, antirracista y LGQTB. Es una de las primeras voces críticas dentro de los feminismos del Estado español que se ocupa del tema de la islamofobia de género, o cómo se instrumentaliza el feminismo (purplewashing) y los derechos LGBTI (pinkwashing) para justificar la xenofobia: Pornoburka: desventuras del Raval y otras f(r)icciones contemporáneas (2013). Por otro lado, se ha convertido en una de las voces más visibles e interesantes en la defensa del poliamor en las relaciones afectivas desde una perspectiva anticapitalista: Pensamiento monógamo. Terror poliamoroso (2018).


De todas las ideas que tratarán de secuestrar la pandemia en su favor, la idea de la normalidad pre-establecida es una de las más potentes. La normalidad uniformante, el nosotras pre-existente. 
Hay otras posibilidades. Una de ellas es entender las anomalías que estamos viviendo y todas las respuestas de base por y a través de ellas como parte de la respuesta. No como excepciones que confirman la regla, sino como caminos que demuestran que la norma es poderosa, y es violenta, pero no es, necesariamente, el único horizonte imaginable.
[La cultura] Es, además, un bien de primera necesidad para hacer resistencia política, para articular pensamiento que nos acompañe en la resistencia al desastre en el que vivimos. Pero eso que denominamos productos culturales, que es una de las formas en que se concreta la cultura, no salen de la nada, como no salen de la nada los alimentos concretos con los que cocinamos. Salen del trabajo y necesitan de tiempo sostenible para realizarse. Es una mierda que el capitalismo lo cruce todo. Pero que las personas no cobren por su trabajo no es romper el capitalismo, es reforzarlo. Es, de hecho, el sueño húmedo de cualquier magnate: hacernos trabajar gratis.


YÁSNAYA ELENA A. GIL
Lingüista, escritora y traductora mixe (mexicana), activista de derechos lingüísticos e investigadora ayuujk. Ha colaborado en proyectos sobre divulgación de la diversidad lingüística y proyectos de atención a lenguas en riesgo de desaparición. Tiene una columna muy recomendable en el diario El País.


Aquí
Confinarse. Retraerse. Desde hace cientos de años queda claro que, ante las epidemias, es fundamental guardarse en cuarentena. ¿En dónde? Una casa de campo cuidada por empleados y que se visita los fines de semana. Un departamento demasiado pequeño para una familia de 5 integrantes. Un país que ha cerrado sus fronteras, sí, aún más. Una colonia patrullada por policías que van a detenerte si pisas la calle. Una estación de detención migratoria. Un departamento en el que ha muerto alguien por la enfermedad que nos confina, con su cuerpo insepulto que nadie puede llevarse. Una ciudad con calles casi vacías en las que recoges la basura. Un hospital del que no puedes salir para evitar poner en riesgo a tu familia. Una casa de lujo desde la que grabas tutoriales. ¿En dónde?
El individualismo de las personas que no conocen a quienes habitan en el mismo edificio se explica porque su bien personal se ha depositado en el pacto que han hecho con el Estado; a cambio de aportar una módica, digamos así, cantidad de impuestos, dejan en manos del Estado la gestión de aspectos fundamentales de la vida. Cuando lo extraordinario irrumpe en forma de terremoto o el Estado falla, como lo hace constantemente, la mentira del individualismo se revela: entonces es necesario hablar con la vecina, congregarse y enfrentar en colectivo la situación extraordinaria que trae a la mesa la idea negada pero palpitante de lo humano: nos necesitamos.


MARÍA FERNANDA AMPUERO
Periodista y escritora ecuatoriana, residente en Madrid durante muchos años. En sus libros de crónicas - Lo que aprendí en la peluquería (2011) y Permiso de residencia (2013)- ha abordado principalmente el tema de la experiencia migratoria. Su última obra publicada, Pelea de gallos (2018), es una brillante
colección de relatos que nos hace explotar en la cara los tabúes y violencias sociales más enquistados.

La imagen de nuestra desgracia ha dado la vuelta al mundo. Nuestros patéticos ataúdes de cartón, nuestros inmanejables cientos de muertos, los cadáveres en la calle con la basura, mordisqueados por las ratas y los perros callejeros, los hospitales colapsados, con pájaros carroñeros sobrevolándolos, los camiones refrigerados llenos de gente, nuestra gente muerta, los entierros al apuro, indignos, solitarios. No hay palabras para contar lo nuestro.


NAOMI KLEIN
Periodista, escritora y activista canadiense cuya obra, crítica con la globalización y el capitalismo, ha tenido un impacto y una influencia innegables en los movimientos sociales ecologistas y anticapitalistas.
Sus libros más conocidos e impactantes, por los que ha recibido numerosos premios, son: No logo (2001), La doctrina del shock (2007), Esto lo cambia todo. El capitalismo contra el clima (2015).


Está comenzando a surgir algo parecido a una doctrina del shock pandémico. Con mucho más de alta tecnología que cualquier otra cosa que hayamos visto en desastres anteriores, el futuro que se está forjando a medida que los cuerpos aún acumulan las últimas semanas de aislamiento físico no como una necesidad dolorosa para salvar vidas, sino como un laboratorio vivo para un futuro permanente y altamente rentable sin contacto. Este es un futuro en el que, para los privilegiados, casi todo se entrega a domicilio. Es un futuro que emplea muchos menos maestros, médicos y conductores. No acepta efectivo ni tarjetas de crédito (bajo el pretexto del control de virus) y tiene transporte público esquelético y mucho menos arte en vivo. Es un futuro que afirma estar basado en la «inteligencia artificial», pero en realidad se mantiene unido por decenas de millones de trabajadores anónimos escondidos en almacenes, centros de datos, fábricas de moderación de contenidos, talleres electrónicos, minas de litio, granjas industriales, plantas de procesamiento de carne, y las cárceles, donde quedan sin protección contra la enfermedad y la hiperexplotación. Es un futuro en el que cada uno de nuestros movimientos, nuestras palabras, nuestras relaciones pueden rastrearse y extraer datos mediante acuerdos sin precedentes entre el gobierno y los gigantes tecnológicos.


Abrimos una nueva sección que hemos dado en llamar Literaturas del Encierro, para retomar nuestra red de contacto y nuestros encuentros de manera virtual y compartir los conocimientos que tenemos al respecto. 
En ella podréis encontrar una recopilación de reseñas y comentarios acerca de libros en los que aparece el encierro como materia literaria, pero también un minitaller de escritura en el que podréis participar de manera libre y gratuita siguiendo las consignas que iremos proponiendo en sucesivas entradas.

#CompartirEsVivir

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