La monja veneciana Arcángela Tarabotti (1604) fue entregada por su familia siendo niña al Convento de Santa Anna.
Dedicó una serie de tratados y cartas, escritos durante sus 32 años de clausura forzada, a hablar de la libertad de elección varios siglos antes de que lo hiciese Rousseau.
Dedicó su soledad a educarse en la biblioteca del convento y a reflexionar sobre su condición. En 1644 comenzó a escribir "Tirannía paterna", dedicada a poner en evidencia que los padres de la época encerraban a sus hijas en conventos para proteger su fortuna. Con este hecho autobiográfico como punto de partida, en su obra criticaba duramente a la sociedad y hacía un gran análisis sobre la igualdad y la libertad de la mujer.
Nos cuenta que nada más entrar en el convento la obligaron a cortarse el cabello, el signo de la libertad original, siendo una cabellera de mujer rapada un emblema de esclavitud. La fuerzan a llevar un hábito, a obedecer una ley y a comer y vivir exactamente igual que sus compañeras, cuando la regla fundamental de la creación es la gloriosa diversidad.
"Solo la variedad y disimilitud, tanto en los hombres cuanto en sus inclinaciones, en las fieras, aves, peces, plantas, flores y frutos, engendra estupor en la humana inteligencia y revela a nuestros ojos la omnipotencia divina ¿Por qué, pues, quieres contrariar las obras del Justísimo al pretender que muchas mujeres vivan todas concordes en el hábito, en la morada, en el refectorio y en toda operación, cuando el Señor de los Señores muestra un milagro de su infinita sabiduría al haber creado todas las cosas disímiles entre sí"
Arcángela Tarabotti es implacable en sus críticas contra las familias poderosas de la ciudad, que representan la acumulación de su poder mediante el encierro de niñas inocentes. Un exceso de niñas significaba una amenaza a las casas nobles, que ese veían empobrecidas si tenían que proveer de demasiadas dotes matrimoniales a sus hijas.
La religiosa lanza una propuesta irónica para revertir este trato injusto hacia el sexo femenino. Dice que las familias bien podrían matar a los hijos varones, dejando sólo uno, puesto que al morir pequeños se les estaría garantizando el cielo, de manera que así pudiesen ser aún mas ricos.
Corrigió varias veces su obra, aun sabiendo que nadie la leería hasta su muerte, y así fue. Dos años después de morir, en 1654, la obra de Arcángela Tarabotti vió la luz bajo el título "La semplicià ingannata"
Esta entrada y la infografía que la acompaña, esta basada en la lectura de el ensayo de Margaret J. King, "Las mujeres renacientistas. La búsqueda de un espacio" de Alianza Universidad (1993)
Dedicó una serie de tratados y cartas, escritos durante sus 32 años de clausura forzada, a hablar de la libertad de elección varios siglos antes de que lo hiciese Rousseau.
Dedicó su soledad a educarse en la biblioteca del convento y a reflexionar sobre su condición. En 1644 comenzó a escribir "Tirannía paterna", dedicada a poner en evidencia que los padres de la época encerraban a sus hijas en conventos para proteger su fortuna. Con este hecho autobiográfico como punto de partida, en su obra criticaba duramente a la sociedad y hacía un gran análisis sobre la igualdad y la libertad de la mujer.
"Paréceme, cuando veo a una de estas desventuradas muchachas así traicionada por sus padres, ver lo que ocurre con la avecilla, la cual en su pura sencillez, allá entre las frondas de los árboles o cabe las orillas de los ríos, va con dulce susurro y con gentil armonía alegrando el oído y consolando el corazón de quien la escucha, cuando de pronto una red insidiosa la atrapa y la priva de la querida libertad. Lo mismo estas infelices, nacidas bajo infausta estrella, pasan los años de su sencilla juventud, y con la lengua bañada en leche articulan amorosos vagiditos, y con los tiernos miembros forman graciosos gestecillos, halagando el oído y deleitando el ánimo de sus crueles progenitores, que, insidiosos, tejiendo redes de engaño, no piensa sino en velarles cuanto antes el rostro y así sepultarlas vivas en los claustros de toda su vida, atadas por indisolubles nudos"
Nos cuenta que nada más entrar en el convento la obligaron a cortarse el cabello, el signo de la libertad original, siendo una cabellera de mujer rapada un emblema de esclavitud. La fuerzan a llevar un hábito, a obedecer una ley y a comer y vivir exactamente igual que sus compañeras, cuando la regla fundamental de la creación es la gloriosa diversidad.
Arcángela Tarabotti es implacable en sus críticas contra las familias poderosas de la ciudad, que representan la acumulación de su poder mediante el encierro de niñas inocentes. Un exceso de niñas significaba una amenaza a las casas nobles, que ese veían empobrecidas si tenían que proveer de demasiadas dotes matrimoniales a sus hijas.
La religiosa lanza una propuesta irónica para revertir este trato injusto hacia el sexo femenino. Dice que las familias bien podrían matar a los hijos varones, dejando sólo uno, puesto que al morir pequeños se les estaría garantizando el cielo, de manera que así pudiesen ser aún mas ricos.
Corrigió varias veces su obra, aun sabiendo que nadie la leería hasta su muerte, y así fue. Dos años después de morir, en 1654, la obra de Arcángela Tarabotti vió la luz bajo el título "La semplicià ingannata"
Esta entrada y la infografía que la acompaña, esta basada en la lectura de el ensayo de Margaret J. King, "Las mujeres renacientistas. La búsqueda de un espacio" de Alianza Universidad (1993)
Lamentablemente, y da coraje fue así. Ahora las cosas cambiaron, las mujeres estamos en el poder. Nos falta mucho más por conquistar. ����
ResponderEliminarMaritza Arcelay