Dólmenes. Monumentos funerarios que simulan el útero de la Gran Madre.

Los dólmenes de la llamada cultura megalítica, son monumentos funerarios construidos desde el neolítico a la edad de bronce. Una época en la que la cosmovisión mítológica del ser humano asociaba lo divino con la Madre naturaleza. Para los pueblos primitivos, el cuerpo fecundo de las mujeres y la fertilidad de la tierra eran una misma cosa que funcionaba de forma cíclica. Esta concepción inmanente del mundo, hacía que nuestros ancestros concibieran la muerte como parte esencial para la vida. Los dólmenes, eran tumbas que simulaban el útero materno, donde los cuerpos de los difuntos descansaban para generar nueva vida.

Monticulo sepulcral asentado sobre un dolmen en Bryn Celli Dhu (Gales) 


Los más conocidos y colmados de leyendas son los monumentos de Stonehenge o Carnac, pero en este artículo nos vamos a centrar en los conjuntos megalíticos de nuestro país.  Solo en Andalucía se han catalogado más de seiscientos megalitos. Quienes estudian estas manifestaciones artísticas y espirituales ancestrales consideran que han llegado a nuestros días un 20% de los que pudieran construirse en su momento.  


Dolmen de Lácara (Badajoz). 

La palabra megalito en arqueología se usa para el reconocimiento una construcción funeraria realizada con grandes piedras. Son características que se asocian a ellas:

  • la monumentalidad.
  • el esfuerzo común en su ejecución. Donde un grupo de personas extenso trabaja duro porque una creencia común da importancia a esa forma de enterramiento, asociada a la trascendencia.
  • eran lugares de inhumación colectiva. 

La arqueología tradicional o arqueología de "nardo" - siempre con sus lecturas de posesión, guerra, insatisfacción y violencia - leyó en la cultura megalítica una forma de demostrar la presencia y la posesión territorial a posibles grupos humanos que pasaran por ahí. Esta teoría no parece muy acertada, si tenemos en cuenta que el megalitismo es fruto de una época en la que la propiedad no era una de las preocupaciones humanas. 

Revisiones posteriores - menos sesgadas por la visión del mundo que rige  las sociedades hoy en día - han ido generando hipótesis más ajustadas a la idiosincrasia neolítica. En ellas se habla de la manifestación artística y mística que vincula al ser humano con la naturaleza y con el cosmos. Una simbología asociada a la ciclicidad del mundo conocido que vincula la vida a la muerte a través del enterramiento. Los megalitos, tan monumentales que eran visibles desde una gran cantidad de territorio (como hoy pasa con las torres de las iglesias) convirtieron en sagrado el paisaje donde se erigían.

Se valora en las nuevas lecturas arqueológicas sobre la función de estas enormes construcciones de piedra que sirvieran también para realizar los rituales que garantizasen el paso de las almas de los difuntos al más allá. Eso los convertía en las puertas que conectaban el mundo de los vivos con el mundo de los muertos. En esta dirección han versado las mil y una leyendas que existen desde la antiguedad alrededor de este tipo de construcciones (aquí un ejemplo de ellas). 

Otras teorías basadas en evidencias científicas hablan de la función astronómica de estos lugares, pues es relevante su orientación relativa a momentos puntuales del año como solsticios. Esta lectura convierte las construcciones megalíticas en calendarios enormes que unían lo humano al cosmos. 

A mi no me parece que estas teorías estén reñidas entre sí. Indudableemente para los pueblos antiguos completamente ligados a los ciclos naturales, la astronomía lo regía todo. El cielo manejaba las lluvias, los calores, los fríos y las nieves. El cielo era glorificado y temido, parece lógico que un lugar sagrado tuviera en cuenta las orientaciones y los ciclos astrales para atraer la buena ventura de las almas que parten. 

Gran parte de los dólmenes están construidos de forma que su apertura se expone para que el día del solsticio de verano el sol penetre por la entrada llevando su destello luminoso hasta el final de la construcción. Este simbolismo ancestral que establece la metáfora del interior de la tierra con el útero de la Gran Madre hace del pasillo del domen un conducto vaginal que es penetrado por el sol al amanecer o a la caida del sol del solsticio de verano. Esta simbología es la ceremonia de unión sagrada de los contrarios masculino-femenino, luz-oscuridad, día-noche, vitalidad-decadencia. 

Este tipo de enterramientos colectivos y las creencias y simbologías asociadas a ellos perduró durante miles de años, así lo demuestran los restos humanos hallados dentro de ellos.

Dolmen de Menga, de Antequera (Málaga)

Dolmen de Menga. Antequera (Málaga). Imagen recogida de aquí


El dolmen de Menga es el complejo megalítico más impresionante de Europa. Construido con 31 bloques de piedra de más de 180 toneladas, la cámara sepulcral tiene más de 6 metros de anchura y 3,5 de altura. Cubierta de tierra forma una montaña artificial de 50 metros de diámetro. Tienes más información sobre esta magistral obra de ingeniería neolítica aquí.

Insertamos en el artículo una de nuestros paisajes sonoros temáticos, para amenizar lo que queda de artículo, donde os dejamos los yacimientos megalíticos más interesantes de las tierras manchegas.


En nuestra tierra son destacables: el llamado Dolmen de Azután (Toledo).


El dolmen del Portillo de las Cortes, situado en Aguilar de Anguita (Guadalajara)



El dolmen de la Aldehuela, situado en la Estrella (Toledo).

Algunas fuentes para completar datos:


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