¿A cuento de qué estamos aquí? La coeducación, y otros cuentos.

Aunque parece que en los últimos años el término coeducación y su puesta en práctica han invadido las aulas y la actualidad docente, fue hace décadas cuando aparecería por primera vez como uno de los focos en la agenda feminista. Si bien ya se habían logrado avances en la educación de las mujeres, esta no dejaba de centrarse en la diferencia y se seguía así perpetuando la desigualdad. No sería hasta la segunda ola del feminismo, allá por los 70, cuando se puso sobre la mesa esta “nueva” práctica.

imagen recogida de aquí


Pero, ¿qué es la “coeducación”? 

Empecemos por comentar algunas de las definiciones que podemos encontrar con una simple búsqueda: Según el Diccionario de la Lengua Española (nuestra queridísima RAE) (s.f.), coeducar es “enseñar en una misma aula y con un mismo sistema educativo a alumnos de uno y otro sexo. Y ya; es decir: tener a todo el rebaño en el mismo redil pero que cada uno siga teniendo su San Martín. Se nos queda un poco abstracto lo de “un mismo sistema educativo” y tampoco nos sorprende que la RAE no se moje más.

Definición de coeducar de la RAE

El María Moliner (2016) tampoco nos alumbra mucho más, y se mantiene en ese supuesto masculino genérico del que ya hablaremos en otro momento; así, lo define como “enseñar juntamente y en las mismas condiciones a alumnos de ambos sexos en los centros educativos”. Indagando un poco, hemos encontrado otra entrada en el  Diccionario Panhispánico del Español Jurídico (s.f.) que, al menos, se extiende un poco más, definiéndola como la “acción educativa que potencia la igualdad real de oportunidades y la eliminación de cualquier tipo de discriminación por razón de orientación sexual, identidad de género o expresión de género”. Al menos aquí se menciona abiertamente un punto clave de lo que sí debe ser la coeducación: eliminar la discriminación. Parece que nos vamos acercando, aunque no dejemos de preguntarnos a qué nos referimos con igualdad “real”; pero, ¿qué es “real”? ¿Estamos entonces viviendo una igualdad irreal o es que simplemente no hemos salido nunca de la desigualdad?


Saliéndonos de los diccionarios y sus tecnicismos - que dicen pero no dicen - nos convence más la definición que nos da la periodista Rocío Niebla (2021): coeducar es educar bajo un modelo libre de machismo, de sexismo y, por tanto, de violencias machistas. Es la educación en igualdad, es decir, claramente feminista. Es superar los estereotipos, las desigualdades impuestas socialmente para niños y niñas desde el androcentrismo dominante”. Aquí sí, una definición que no plantea lo que idealmente tenemos que hacer con palabras vacías, sino que señala a los culpables de que no se haya conseguido esa coeducación real hasta ahora: el machismo enraizado, el sexismo, el sistema androcentrista y patriarcal que perpetúa esos estereotipos y desigualdades impuestas tanto en nuestras niñas como en nuestros niños desde que llegan al aula y, por qué no decirlo, al mundo. Porque debemos llegar más allá de “esa educación mixta”, de unas “mismas condiciones”; la pregunta no es solo qué debemos hacer ahora, sino cuál ha sido la raíz del problema. Y atajarla. 

De esa raíz es de lo que hemos venido a hablar aquí; vista la teoría, ¿qué pasa con la práctica? ¿Estamos realmente coeducando? ¿Estamos yendo a la raíz del problema desde la educación, que es, al fin y al cabo, la raíz de la solución? No podemos negar la existencia de la infinidad de guías para la coeducación, de leyes coeducativas, de planes de igualdad, de comisiones, equipos, agentes y demás coordinadoras y coordinadores en los centros educativos que se han sumado en los últimos años a la etiqueta de “centro coeducativo”, pero tenemos que analizarnos, tenemos que cuestionarnos, tenemos que lanzarnos la pregunta: ¿Estamos coeducando en nuestras aulas? ¿Tenemos un rincón de bloques y otro de cocinitas, donde niñas y niños cuidan y construyen indistintamente, pero en el horario del desayuno de las aulas de infantil el día libre pone “lo que elija mamá”? ¿Hay lenguaje inclusivo en nuestros documentos oficiales de centro, pero luego en nuestras aulas cuelga un cartel que pone “el rey de las mates”? Porque esto - nos tememos - es lo que nos seguimos encontrando en el aula:


carteles encontrados en el centro escolar aportados por la autora

¿no hay reinas de las matemáticas, ni los papas preparan desayunos?. En cada artículo de esta sección os iremos contando cositas para no quedarnos en la teoría y generar una buena práctica coeducativa en nuestros centros. 

Fuentes:



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