Perdimos de vista el principio femenino como expresión de santidad y unidad de la vida hace 4.000 años - un periodo de tiempo relativamente corto si lo comparamos con las decenas de miles de años anteriores en los que sabemos que el ser humano glorificó y veneró el poder femenino de dar vida.-
Es difícil interpretar las bases de una cultura de la que no quedan testimonios escritos, pero la revisión del arte paleolítico y neolítico - los vestigios artísticos de las primeras sociedades son la primera enciclopedia de los saberes arcaicos - nos presenta cientos de estatuillas paleolíticas de culto a la fertilidad de la naturaleza, representada a través de la imagen de mujeres fecundas. Los yacimientos arqueológicos europeos han arrojado mucha luz a este tipo de lecturas sobres las Venus paleolíticas y su significado numinioso. No hay restos paleolíticos de ese arte representando figuras masculinas.
Hasta bien entrado el neolítico no hay vestigios de la divinización de "lo masculino". Alrededor del cuarto milenio antes de Cristo, entra en escena El dios cazador. Siempre como parte indivisible de la diosa creadora, que era "el todo". La concepción del dios cazador, era horizontal a la diosa creadora. Las dos partes de un todo, donde lo masculino (por poseer una vida otorgada por lo femenino) está incluido dentro de ese "todo primigenio" que es la diosa madre en las mitologías ancestrales.
En la imagen Los amantes de Gumelnita (c. segunda mitad V milenio a.C.). Pareja de dioses con sus atributos sexuales destacados que representan la primera muestra conocida del ritual del matrimonio sagrado de la Diosa con un dios fertilizador. Pertenecen a la cultura de los Balcanes orientales, son de terracota, miden 7 cm. y proceden de Gumelnita (Rumania). Se conservan en el Museo Arqueológico de Oltenita, Rumania.
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Los amantes de Gumelnita (c. segunda mitad V milenio a.C.). |
En la pared rocosa oriental de la Cámara B del Santuario de Yazilikaya, el anónimo artista del 1.200 a.C., esculpió uno de los más interesantes bajorrelieves de la escultura hitita. Se trata de doce dioses en marcha, reproducidos con la espada curva apoyada en el hombro derecho y el puño izquierdo levantado como en oración.
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Sello de correos lituano, con la imagen de Marija Gimbuta y las representaciones de la diosa estudiadas por ella. Imagen recogida de aquí |
Aún así podemos hallar el perdido mito primordial diseminado por las imágenes simbólicas, los mitos y las fábulas de cada civilización. La influencia de la diosa paleolítica y neolítica tiene reminiscencias en las grandes civilizaciones históricas.
Para saber más:
- Pepe Rodríguez web
- El mito de la diosa de Anne Baring y Jules Cashford
- Neumann, Erich (2009). La Gran Madre. Una fenomenología de las creaciones femeninas de lo inconsciente
- Maria Gimbutas y las diosas de la vieja Europa
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