Los
estudios y activismos feministas contemporáneos han hecho hincapié
en conceptos como la ‘interseccionalidad’
o ‘interseccionalidad de la opresión’, conceptos que se cree
necesario incorporar a cualquier proyecto que incluya una perspectiva
de género, de modo que se tenga en cuenta y pueda hacerse evidente
que todas las mujeres no sufren el mismo tipo de opresión, pues el
factor de género se combina con otros como el color de la piel, la
orientación sexual, la clase social, el grado de (dis)capacidad, la
edad, etc., lo que hace que las discriminaciones y las oportunidades
no sean las mismas para todas en un sistema donde el racismo, la
homofobia, el clasismo, el capacitismo o el adultismo juegan un
importante papel.
El
término fue introducido formalmente en las ciencias sociales por la
jurista afroamericana Kimberlé
Crenshaw en 1989; no obstante, ya había aproximaciones
anteriores a esta perspectiva que circulaban a finales de los años
sesenta y comienzos de los setenta, en las reflexiones de pensadoras
y escritoras negras y racializadas. (En el vídeo a continuación puedes escuchar a Crenshaw hablando sobre la urgencia de la
interseccionalidad en una
charla de Ted Talks)
Así,
por ejemplo, ya había surgido el
concepto ‘simultaneidad
de la opresión’
con el
manifiesto de la Combahee
River Collective, en 1977,
un documento clave para
la historia del
feminismo
negro contemporáneo y,
en consecuencia, obviamente,
para la historia general del feminismo.
Nosotras
creemos que la política de la sexualidad bajo el sistema patriarcal
se adueña de las vidas de las mujeres Negras tanto como la política
de clase y raza. También encontramos difícil separar la opresión
racial de la clasista y de la sexual porque en nuestras vidas las
tres son una experiencia simultánea. Sabemos que no existe tal cosa
como la opresión racial-sexual que no sea solamente racial o
solamente sexual; por ejemplo, la historia de la violación de Negras
por hombres blancos como un arma de la represión política.
(Puedes leer aquí el MANIFIESTO COMPLETO)
Dicho
manifiesto abarca cuatro temas principales: la génesis del feminismo
Negro contemporáneo; el área específica de acción de la política
del grupo; los problemas de organización del feminismo Negro,
incluyendo una breve historia (Herstory) de la colectiva; y
temas y prácticas del feminismo Negro.
Integrantes
de la Colectiva del Río Combahee en la marcha por Bellana Borde,
hacia fines de 1979 y comienzos de 1980, protestando contra la
brutalidad policial hacia la comunidad negra en Boston.
La
Combahee River Collective estuvo
integrada
por feministas negras lesbianas como Barbara
Smith, Audre
Lorde, Beverly
Smith, Margo
Okazawa Rey, Gloria
Akasha Hull,
Cheryl
Clarke
o
Eleanor
Johnson,
entre
otras; abordó
temas como las esterilizaciones forzadas, el derecho al aborto, la
asistencia a
mujeres maltratadas, la violación y el cuidado de la salud; y, más
allá, también denunció
el racismo existente en el feminismo blanco:
Un
tema que es de gran preocupación para nosotras y que hemos comenzado
a tocar públicamente es el racismo en el movimiento de mujeres
blancas. Como feministas Negras estamos permanente y dolorosamente
conscientes del poco esfuerzo que las mujeres blancas han hecho para
entender y combatir su racismo, lo cual requiere entre otras cosas
que tengan una comprensión más que superficial de la raza, el
color, y la historia y la cultura Negras. Eliminar el racismo en el
movimiento de mujeres blancas es por definición un trabajo que las
mujeres blancas deben hacer, pero continuaremos hablando y demandando
responsabilidad sobre este tema.
La denuncia no era nueva, sin embargo.
La primera mujer que puso esta carta sobre la mesa fue Sojourner Truth, abolicionista y activista de los derechos de las mujeres que se había liberado de la esclavitud, escapando de su amo con su hija en brazos. Lo hizo en 1851 en la Convención de Mujeres de Akron (Ohio, EE UU), en un discurso espontáneo ante un auditorio de mujeres y hombres blancos en el que repitió insistentemente la pregunta "Ain't I a woman?" (¿Acaso no soy una mujer?), con la que desenmascaraba a la vez el machismo y el racismo: por un lado, demostraba la falacia de la incapacidad física femenina sobre la que se sustentaban los argumentos de la superioridad masculina y, por otro, dejaba patente que la realidad social de las mujeres y la "experiencia femenina" es diversa y heterogénea, recordando a las mujeres blancas su privilegio de clase y raza.
¡Yo he arado, he sembrado y he cosechado en los graneros sin que
ningún hombre pudiera ganarme! ¿Y acaso no soy una mujer? Podía trabajar
tanto como un hombre, y comer tanto como él cuando tenía comida. ¡Y
también soportar el látigo! ¿Y acaso no soy una mujer? He dado a luz a
trece niños y he visto vender la mayoría a la esclavitud. ¡Y cuándo
grité con mi dolor de madre, nadie sino Jesús pudo escucharme! ¿Y acaso
no soy una mujer?
(Puedes leer una de las versiones del discurso aquí)
Esta
desigualdad de oportunidades a que nos venimos refiriendo, se sigue percibiendo
también hoy en el ámbito cultural y literario, donde las
voces mayoritarias y promocionadas entre las mujeres proceden de
cuerpos cis, blancos, occidentales, de clase media-alta y con una
sólida formación académica. Las cifras de publicaciones,
exposiciones, presencia en los medios, etc., así lo atestiguan.
Incluso
dentro del canon literario feminista, en todos los géneros,
observamos que el mayor porcentaje de autoras señaladas lo ocupan
escritoras europeas y norteamericanas blancas. Que no se incluya a
escritoras de otras etnias no tiene que ver en ningún momento con la
posibilidad de que sus obras sean de inferior calidad. Simplemente,
el sistema literario no es únicamente patriarcal, es también
racista, eurocéntrico y clasista, como asimismo lo es el feminismo
hegemónico (blanco privilegiado).
Esta situación de desigualdad la podemos constatar en nuestras propias vivencias. Podemos
hacer una prueba muy fácil, contestando a un par de preguntas:
- ¿Serías capaz de recordar el nombre de 10 escritoras negras?¿Y de 10 escritoras blancas?
- ¿De
cuántas de ellas has leído una obra completa?
Puedes ir conociendo a unas cuantas en estos enlaces: 7 escritoras negras que cambiaron la historia en tema de raza y feminismo, Una lista de algunas escritoras negras que deberías leer.
O podemos hacer un par de ejercicios de observación y análisis:
- En el escaparate de una librería cualquiera: ¿cuántos libros de autoras negras encuentras?
¿Conoces librerías especializadas en Literatura Negra? Pásate a echar un vistazo a la web de United Minds, aquí.
- En el suplemento cultural del periódico que lees: ¿cuántas escritoras/artistas negras aparecen reseñadas?
¿Conoces publicaciones afrocentradas? NGX MGZ en el Estado español y Revista Vive Afro en Colombia son algunas muy interesantes.
- En un medio de comunicación o plataforma feminista de las redes sociales que sigas: ¿cuántas mujeres negras son visibilizadas? ¿En qué rol están siendo mencionadas?
¿Conoces publicaciones feministas afrocentradas? Afroféminas, Taova Magazine...
¿Qué nos dicen las cifras?¿Cómo podemos cambiar esta tendencia tanto de manera individual como colectiva? Algo nos tendremos que mirar, ¿no?
Porque parece que más de un siglo de llamadas de atención sobre el racismo en el movimiento feminista no han sido suficientes para haberlo corregido... Porque parece que no terminamos de asumir que no seremos completamente libres mientras siga habiendo otras mujeres oprimidas, tal y como expresó sabiamente la poeta y ensayista afroamericana Audre Lorde.
Por ello, y ante
la situación de violencia racista que ha movilizado al mundo a
través del movimiento de resistencia Black Lives Matter,
nos sentimos interpeladas.
Así que desde nuestra posición de divulgadoras de la cultura
feminista, tenemos como
próximo objetivo,
contribuir a la difusión y valorización de la obra de escritoras
negras y racializadas,
para lo cual ponemos en pie
esta nueva sección BLACK
LINES MATTER.
Esperamos
que la disfrutéis y os hagáis parte de ella.
Exactamente, seamos ejemplos
ResponderEliminar